Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://agnesteaw296968.blogpayz.com/38764364/el-cabezazo-que-marcó-la-final-más-polémica